miércoles, noviembre 26, 2008

El Honor Perdido de Katharina Blum -2ª Parte-

Crítica

El principal dilema que asalta mi cabeza una vez concluida la lectura de esta peculiar obra del escritor alemán Heinrich Böll, ahonda en la responsabilidad de la prensa en aquellos asuntos a los que afecta de una forma indirecta pero decisiva y, en ocasiones, inevitable. Nadie se extraña ya cuando escucha acerca de un individuo que ha tomado represalias – de todo tipo, incluso violentas- en contra de otra persona por airear públicamente ciertos asuntos que, a priori, atañían al ámbito privado de ambos sujetos. Los propios medios de comunicación se defienden de estas acusaciones adjudicándose el mero papel de informadores, no sin cierto victimismo: "siempre se mata al mensajero".

Pero como nos muestra en todo momento El honor perdido de Katharina Blum, la prensa, socialmente, juega un papel menos inocente del que muchos teóricos e intelectuales de la comunicación nos quieren dar a entender. Un mensajero que se involucra, que manipula y utiliza la información de forma oportunista, también toma partido y, por lo tanto, debe ser responsable de sus acciones.

Esta obra aborda una cuestión fundamental y perfectamente trasladable a la actualidad social, la destrucción del honor de una persona respetable y honrada por parte de una clase de prensa, sensacionalista, que sólo busca ventas a través del morbo suscitado por los grandes titulares. La protagonista de la obra, Katharina Blum, es una mujer trabajadora que, por méritos propios, ha logrado una posición acomodada en la sociedad burguesa alemana de mediados de la década de los 70, gracias a diversos trabajos como empleada doméstica de varias familias adineradas.

La odisea de Katharina comienza cuando se enamora de un criminal buscado por la policía y le ayuda a escapar. La prensa más morbosa y amarillista –representada en el relato por El PERIÓDICO a través de su redactor Werner Tötges- crea una campaña contra la protagonista con un único interés comercial. A través de sus artículos, dibujan a una Katharina fría, calculadora y cómplice de delitos en los que no se ha demostrado su involucración.

Sin embargo, mediante la introducción en el relato de diversos testimonios de conocidos y familiares de la Blum, podemos conocer su verdadera personalidad. Katharina es definida como una persona idealista, honesta y sincera, cuya principal meta existencial reside en la búsqueda de la pureza en el amor.

El PERIÓDICO, de forma interesada y maniquea, logra, a partir de un acto delictivo menor, crear un personaje al que poder criticar y denostar públicamente. Esta cruzada desmedida conlleva consecuencias negativas en la vida de Katharina, quien comienza a recibir correspondencia y llamadas repletas de insultos, amenazas e, incluso, proposiciones de índole sexual.

Con el ejemplo de Katharina Blum, difamada por la prensa sensacionalista, Heinrich Böll quiso mostrar los peligros que pueden conllevar las manipulaciones de la opinión pública para atentar contra el honor de un individuo, ya que arrebatan toda posibilidad de defensa por parte del aludido. El relato también pone de manifiesto los usos perniciosos de la información con el objetivo de crear dianas humanas expuestas ante una sociedad burguesa y acomodada que necesita culpables con los que expiar su falta de compromiso social. A través de la obra, podemos observar como este tipo de comportamiento informativo proporciona, además, elevadas dosis de morbo barato que recuerdan más al panem et circenses romano que a la necesidad de construir una sociedad madura, cívica y moderna que promulgue principios como la solidaridad y la cultura como herramientas básicas de evolución social.

La disyuntiva de establecer o no mecanismos más eficaces para la limitación de la libertad de prensa y la libertad de expresión es otro de los grandes temas subyacentes en la obra de Böll. El PERIÓDICO resulta indemne de la evidente violación del derecho al honor de Katharina Blum que, sin ningún tipo de reparo, perpetra. Resulta, al fin y al cabo, un acertado reflejo de la débil posición de los ciudadanos ante la cantidad de abusos que los actuales marcos legales estatales permiten a la prensa, amparándose en las mentadas libertades.

Obvia decir, en última instancia, que la decisión tomada por Katharina es la menos adecuada, ya que opta por asesinar a Werner Tötges, autor de todos los artículos de El PERIÓDICO en relación a su historia, en un frío acto de venganza personal. Acción reprobable y punible desde el contexto de un Estado de Derecho pero que, desde un punto de vista literario, adereza la historia con un cierto romanticismo poético –en ningún caso justifica la acción- que, en definitiva, consigue reunir e igualar moralmente a los amantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola David,

muy bonito tu escrito sobre katharina Blum. Me ha despertado la curiosidad por leer el libro, pero poco después me desvelas el final... malooo!! debias avisarlo!! A ver si hacen una peli.. o una obra de teatro.

Muy bien redactado.Me ha encantado.

David Pastor dijo...

No he desvelado el final, si te refieres a la muerte del periodista...es lo primero que se narra en el libro.

Me alegro de que te haya gustado. Por cierto, sí existe una película alemana, de la década de los 70 si no recuerdo mal, sobre el libro.